Fin de semana, un día en el cual alguien como yo, un niño de 13 años, no tenía mucho que hacer más que jugar en casa solo.
Mi mama siempre me hechaba un ojo cada cierto tiempo, ya que el tiempo no me habia apoyado mucho, después de todo, creo que llegué a romper todas las ventanas de mi casa, por eso me prohibieron terminantemente jugar futbol dentro.
Llegué a estar tan aburrido que empecé a bajar y a subir las escaleras de mi casa.
Subir, bajar, subir, bajar, eso era todo lo que estuve haciendo. Mi madre pasaba por ahí y me gritaba ”¡Jorge deja de hacer laberinto!” mientras que mi hermano pasaba por ahí y lo que yo hiciera le daba igual.
Empezcé a contar escalón por escalón para matar el aburrimiento.
Conte 14 escalones, una y otra vez. Mi hermano paso una vez más por el pasillo y murmuro algo que traduje como ”retrasado”, le devolví el cumplido, aunque claro creo que no fue lo suficientemente fuerte como para que le prestara atencion.
Conte 16 escalones.
Creí que me habia equivocado, había contado alrededor de 8 veces 14 escalones, decidi volver a contar.
Eran 14 escalones, si, definitivamente me habia equivocado.
Llegué a aburrirme de las escaleras y me puse a ver TV. Al día siguiente, empecé una vez más a hacer mis travesuras y a correr por toda la casa. Me metí debajo de las mesas, en el cuarto de mi hermano y empezcé a saltar en la cama de mis padres. Como que ya estaba demasiado grandecito para eso, pero era muy hiperactivo. Baje rapidamente las escaleras contando los escalones una vez mas.
18 escalones. Definitivamente algo hiba mal.
Volví a contar los escalones y esta vez eran 15. Le conté rápidamente a mi hermano lo que estaba pasando. Mi hermano para variar no me presto atención a la primera vez que le dije, pero fue tanta mi insistencia que tuvo que acompañarme y contar por si mismo los escalones.
18 escalones. Mi hermano conto 18 escalones en mi cara.
Llegué a frustarme tanto… y decidi probar algo nuevo. Me tape los ojos y empecé a bajar las escaleras contandolas.1,2,3,4, y asi seguía. Llegué a contar 18 escalones, pero aún no llegaba al final de las escaleras, 20,21,22,23, la cuenta seguía, y no parecía haber final, era extraño, las escaleras no eran tan largas.
40,41,42, ¿a donde hiban estas escaleras?
Llegué a estar más de una hora bajando las dichosas escaleras, los escalones ya hiban en la cuenta de 120 y aún no había fin, queria abrir los ojos, la curiosidad me mataba, pero queria ver hasta donde llegaba.
Fue que poco a poco el silencio se fue extingiendo y reemplazando por unos extraños silbidos. Poco a poco se empezaron a escuchar extraños ruidos, como si se estuviera arrastrando algo. Los ruidos empezaron a hacerse mas claros, hasta que llegue al último escalón. El escalón número 305 era el último.
Me quedé parado al fin de la escalera, sintiendo ese estremecimiento en mi cuello, esos extraños ruidos se detuvieron apenas yo toqué el final de la escalera. Queria abrir los ojos, pero tal vez lo que veria no me gustaria para nada. El calor era de lo mas parecido a una fabrica, o a una noche de verano, me sofocaba terriblemente. Comencé a tantear con mi pie para seguir caminando, sin abrir los ojos, hasta que me tope con algo.
Eran otras escaleras al frente mio, solo que estas hiban para arriba. El calor y los extraños ruidos me ponian en tensión, asi que decidí subir para alejarme de ese lugar.
Empecé a subir las escaleras y pude escuchar como los extraños sonidos retomaron su normal secuencia. Subi y subi, contando los escalones, pero al llegar al escalon 80 no me pude contener. ¿Que era ese lugar? ¿A donde me dirigian estas escaleras? en un momento de miedo y desesperación no me aguante más y abri los ojos.
Me encontraba en las mismas escaleras de mi casa, aproximadamente a la mitad de ellas, subiendolas.
Corri a la cocina rápidamente para abrazar a mi mama y decirle lo mucho que la amaba.
Mi madre me miro extrañada, y despues me devolvio el abrazo con un beso en la mejilla.
Le conte lo que me había pasado, todo lo que había recorrido por esas escaleras, pero ella solo rio, y dijo mientras seguia limpiando ”estos niños, tiene una grán imaginación”.
Tal vez, tal vez solo fue mi mente jugandome trucos, pero cuando fui a mi habitación para descanzar y me saque mis zapatillas, note que las suelas de estas estaban totalmente quemadas.
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