lunes, 24 de junio de 2013

Amir Qayyum-El asesino del ladrillo

Entre el 20 (28 según qué fuente) de junio y el 19 de julio del año 2005, el pakistaní Amir Qayyum esparció el temor por las calles de Lahore, la segunda ciudad más grande de Pakistán. Pero ese temor era terror para las aproximadamente 200.000 personas sin hogar que rondaban por la urbe en aquel entonces, ya que sus víctimas fueron trabajadores, mendigos y drogadictos, que por su situación económica dormían en las calles, donde fueron presas de las rocas y ladrillos que Amir les lanzó en la cabeza mientras dormían, haciéndolos salir cruelmente del plácido sueño con un agudo dolor y con la angustiante y última visión de la sangre brotando de las grietas de sus cráneos. Según se supo, cuando la Policía preguntó a Amir por qué mataba de esa forma, él dijo fríamente lo siguiente: “Cuando hay armas disponibles en el camino, ¿por qué gastar dinero?”…

Evitando que pase por loco

Tras ser capturado, Amir fue descrito como un “psicópata” por los altos mandos policiales. Según la SSP (Superintendencia Superior de Policía), Amir era un “asesino a sangre fría” que no sentía culpa por sus crímenes y “jugaba al cricket después de asesinar a una persona”. Para estos policías, Amir no presentaba signos de locura, y era mejor no hacerle una evaluación psicológica formal, ya que esto podría permitirle alegar demencia y salvarse de la condena merecida. Sin embargo, la opinión de los psiquiatras era otra. El Dr. Haroon Rashid, jefe del Departamento de Psiquiatría del Fátima Jinnah Medical College, dijo que “una evaluación psicológica de este asesino en serie es muy importante para encontrar las razones de sus asesinatos”; en la misma línea, el Dr. Saima Niaz, profesor asistente y miembro de la Asociación Mundial de Psiquiatras, expreso que “también es importante evaluar si lo ha hecho o si la Policía lo ha obligado a confesar”. De esa manera pensaban los especialistas, pero al fin y al cabo triunfó la voluntad de los policías.

Su historia

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Amir decía que su familia lo “abandonó” de niño, pero en verdad lo echaron de casa por ser muy agresivo, razón que también hizo que lo saquen de la escuela.
La SSP había declarado a los periodistas que Amir era un drogadicto psicópata que quería vengarse de la sociedad, que tenía un historial de violencia y que sus familiares, incluyendo a su hermano y a sus cinco hermanas, confirmaban que él tenía un comportamiento psicopático.
Según dijeron los de la SSP, Amir decía haber sido abandonado de niño por su familia, a raíz de lo cual fue a vivir con su tío materno, el Dr. Shahid. Los policías contaron que en realidad no lo abandonaron, sino que lo expulsaron, y con razones, ya que Amir había sido sacado de la escuela por comportamiento violento y en casa, aprovechando que su padre estaba ciego, habría de golpear a sus hermanas y a su hermano, así que lo echaron para protegerse.
En todo caso, con Shahid, Amir crece y llega a desarrollar un auténtico vínculo, aunque años después, durante un 25 de septiembre del 2003, personas no identificadas asesinan a Shahid y a un amigo de éste, el inspector policial de Punjab, Khwaja Rizwan.
Tras lo ocurrido con su tío, Amir se llena de rencor hacia la sociedad, en parte también porque su familia se dispersa y le niega acogida. Sobrevive así a sus expensas, pero consigue vivir en una habitación alquilada en la zona de Shadbagh; aunque, justo un año antes de sus asesinatos, habrá de ser detenido por consumo de drogas (era drogadicto).

Últimos crímenes y captura

A partir de los datos proporcionados por el Superintendente de Policía, Dr. Usman Anwar, se tiene que la historia de Amir, en lo que respecta al día anterior a su captura y al día de su captura, es en esencia como sigue:
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Arriba vemos el Kalma Chowk, una zona de Lahore por la que estuvo el asesino en el último día antes de su captura.
Es de noche, un lunes 18 de julio del 2005. Amir está en el Mercado Libertad, donde ha acumulado unas 130 rupias lavando autos. A las 11:00 pm (todas las horas son aproximaciones), Amir se dirige hacia el United Christian Hospital, en cuyos alrededores, durmiendo en la acera que da a unos establecimientos de comida, encuentra a un vagabundo durmiendo. Cerca del vagabundo hay una enorme piedra, y Amir siente la tentación de reventarle la cabeza con la roca, pero se desanima al ver que ésta está encadenada… Después va al Kalma Chowk (una zona de Lahore) y cena por 5 rupias en un hotel.
Una vez que ha saciado su hambre, Amir se dirige al sector de Nasserabad, donde nuevamente encuentra a otro sujeto que duerme en la acera. No le es difícil encontrar una piedra grande cerca y, aprovechando que son las 2:30 de la madrugada y nadie lo ve, le aplasta al hombre la cabeza, lo deja ahí tirado, se aleja y toma un carro para ir a la zona de Rang Mahal.
En Rang Mahal, Amir ve a Ishtiag durmiendo en la acera, y le arroja una piedra en la cabeza. No lo ha notado, pero estaba al alcance visual de Abdul Wakeel Khan, un guardia privado que, apenas ve la atrocidad cometida, comienza a gritar pidiendo ayuda. Cuenta al respecto Abdul: ‹‹Yo estaba en una patrulla rutinaria cuando vi que un hombre agarra una piedra y golpea en la cabeza a alguien que dormía. Inmediatamente tomé al culpable del brazo y le grité “¡asesino, asesino!”, pero el culpable se soltó y huyó. Yo grité de nuevo y comencé a perseguirlo cuando unos policías vestidos de civil se me unieron››
A los perseguidores anteriores se une Ahsan Khan, quien vivía cerca de los hechos y tuvo la valentía de colaborar. Cuenta sobre ello: ‹‹Escuché al guardia gritando e inmediatamente salí de casa con mi hermano. Vi a un hombre que corría hacia mí con el guardia y otras personas persiguiéndolo y gritando “¡es un asesino, atrápalo!”. Agarré al culpable y el guardia y los demás vinieron a ayudarme›› 
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Estos son mendigos pakistaníes que están durmiendo en las calles. Mirándolos, el lector podrá hacerse una idea de cómo lucían las víctimas del asesino antes de morir por una pedrada en la cabeza…
Minutos después de la captura, policías que patrullaban la zona llegaron al lugar de los hechos, y los oficiales del alto mando fueron informados sobre lo sucedido. En cuanto a Ishtiaq, éste fue llevado al hospital en pésimo estado, aunque afortunadamente sobrevivió. Entretanto, Amir fue interrogado.
Los policías cuentan que, durante el interrogatorio, Amir hizo lo posible para que la identificación de las víctimas resultase complicada, pero aún así se extrajeron los datos necesarios y posteriormente la Policía encontró que, cerca de cada lugar donde Amir asesinó, había una piedra de entre 10 y 35 kilos…

Juicio y condena

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Al igual que los pakistaníes de arriba, Amir fue condenado a muerte.
Aamir Qayum fue acusado de matar a 13 personas. Al momento del juicio, el tribunal antiterrorista que lo juzgó no tenía sino pruebas contundentes de un asesinato, pero eso fue suficiente para que el 10 de mayo del 2006 se le condenara a muerte.
La noticia tuvo fuerte repercusión mediática, Lahore estaba conmocionado y pronto, gracias a los diarios y noticieros, el asesino de 25 años fue popularmente conocido como “El Asesino del Ladrillo”.
Nadie dudaba de que, Amir Qayyum, era quien estaba detrás de todos aquellos casos en los que alguien recibía una pedrada mortal mientras dormía en la calle. No se requerían pruebas, bastaban las evidencias y el sentido común. Así, este cruel psicópata resentido espera, tras las rejas, a que la Justicia suelte sobre él la piedra de la muerte…

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