Cuando tenia catorce años, vi algo que me dejo perturbado de por vida. Es muy difícil contarlo, pero tratare de recordar lo más posible.
Yo jugaba con mis primas, jugábamos juegos de mesa. Ese día cayó la noche, empezó a llover muy fuerte.
En el cuarto de mis abuelos, habían varios cuadros de Jesús y algunas cruces, pero había una que era la mas grande y representativa.
Terminamos de jugar monopoli, ya eran algo de las 10 pm, yo fui al baño que quedaba al lado del cuarto.
De pronto oí algo, unos sonidos extraños, retorcidos.
Abrí la puerta del cuarto de mis abuelos (ellos había salido) y vi todo en su sitio.
Me entró miedo porque era de noche y esas caras de yeso de Jesucristo mirándote, daba terror.
Es ahí cuando volteo y veo la cruz grande de cabeza. Estaba volteada, nadie la había movido.
Me espanté, y vi que el rostro de Jesús me sonreía.
Entre en pánico, grité y salí de la habitación.
Mis primas escucharon mis gritos, les dije que vayan al cuarto. Fueron y también salieron corriendo.
Trajimos al papa de mis primas, o sea mi Tío. Entró y no se espantó porque la cruz estaba en su sitio.
Al día siguiente fue lo peor, entré en la mañana al cuarto de mis abuelos, ellos estaban durmiendo, pero todos los cuadros y cruces estaban destrozados en el suelo.
Los levanté y dijeron que había ocurrido, no escucharon nada.
Todo eso me pareció muy extraño.
Mis primas y yo lo vamos a recordar como una anécdota en nuestras vidas.
Cuidado si tienes objetos religiosos, pueden terminar volteados y destrozados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario